*SAN EXPEDITO y "La oración que Jesús nos enseñó"

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Getsemani por Heinrich Hofmann

Tú en cambio cuando ores…

En el Nuevo Testamento la oración que Jesús recomienda a los hombres es la que conocemos como el “Padre Nuestro”. Hermosa oración desde lo semántico que pretende devolverle al acto de orar, más que al contenido de la oración, su sentido íntimo y personal.

Jesús elige bien las palabras que habrá de sugerir pero antes de ello destaca las condiciones en que debe hacerse. Poniendo el énfasis en la “intimidad”, la soledad del alma, la pertinencia del momento.

Pero además esta recomendación viene precedida de otras que Jesús hace con respecto al valor de la sinceridad de los actos religiosos.

Destaca la disposición del Alma en el momento de la oración, un alma preparada en la humildad y el pudor. Pero a la vez un alma valiente, confiada en la conexión con su Creador, que lo busca sin intermediarios, sin ceremonias, con la convicción de que se pondrá en contacto con la fuente del Amor y de la Ley entendida como vehículo de la Paz y la Justicia. Dice Jesús:

“Cuando oréis, no seáis como los hipócritas que prefieren orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para exhibirse entre los hombres. En verdad os digo que ya recibieron su recompensa. Tú en cambio, cuando ores, entra en tu habitación y habiendo cerrado la puerta, ora a tu Padre que está presente en el secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Al orar no charléis como los gentiles, que se imaginan que serán escuchados por su mucha palabrería. No hagáis como ellos porque vuestro Padre conoce las necesidades que tenéis antes de que vosotros le pidáis. Vosotros pues orad así:”

“Padre nuestro que estás en los cielos,

santificado sea tu nombre,

venga a nosotros tu Reino,

hágase tu voluntad,

así en la tierra como en el cielo;

el pan nuestro de cada día, dánosle hoy;

y perdónanos nuestras deudas,

así como nosotros perdonamos

a nuestros deudores.:

y no nos dejes caer en la tentación;

mas líbranos del mal,

Amén.”

Obra pictórica de Carlo Dolci (arriba)

Y Jesús agrega: “Porque si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas también os perdonará a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre perdonará las vuestras. “

(San Mateo, c. 6 v.9 a 15)

He leído hace poco en la página que indico al terminar la cita, una interesante información sobre el tema, aportado generosamente por alguien que profesa la misma religión que profesaba Jesús en el momento de su presencia en el mundo, la judía:

“ El padre nuestro que enseñó Jesús no es sino la compilación de varios versículos de los Salmos.

La prosa
óleo por Lawrence Alma Tadema

De acuerdo con escritos confiables hallados en Israel, lo que Jesús dijo fue lo siguiente, en arameo:

אבינו שבשמים
יתקדש שמך תבוא מלכותך, יעשה רצונך כבשמים כן בארץ. את לחם חקנו תן לנו היום, וסלח לנו על חטאינו כפי שסולחים גם אנחנו לחוטאים לנו. ואל תביאנו לידי נסיון, כי אם חלצנו מן הרע.

Todo eso se lee de esta manera:

Avinu shebashamayim,
yitkadesh shimkha,
Tavó malkhutkha, yeasé retsonká
kvashamayim ken baaretz. Et lekhem kukeynu ten lanu hayom,
uslak lanu al kateynu
kefí shesolkim gam anajnu lakhotim lanu.
Veal tvieynu lidey nisayon, ki im khaltseynu min haraá.

Y dice en español:

Padre nuestro que moras en el cielo tu nombre sea santificado
llegue tu reinado y hágase tu voluntad
así como en el cielo, también en la tierra
Y el pan nuestro danos al día danos tu perdón
del mismo modo como nosotros perdonamos
y presta atención a nuestros actos, para que nos prives de toda maldad.”

(Fuente de esta cita;

http://es.answers.yahoo.com/question/index?qid=20081202223924AALHUf8)

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